¿Sabías que la mayor parte de nuestra vida no estamos aquí, no estamos en este momento?
Estamos casi siempre viajando en nuestra mente de un lugar a otro lugar sin descansar. La culpa lo tiene nuestro piloto automático… nos aleja de donde estamos sin que le hemos pedido expresamente. Nos lleva a lugares del pasado y también a lugares que están en el futuro con una velocidad increíble.
¿Dónde estás?
Así puede ocurrir que mientras te duchas de repente te encuentras conversando con tu jefe como si estuvieras en la oficina. O también puede ser que mientras conduces tu coche, estás reviviendo una discusión que tuviste el día anterior con tu hermano. O cuando tu hijo te está contando como ha ido su día en el colegio, estás con tu atención en otro lado, por ejemplo pensando en qué puedes cocinar más tarde.
Lo peor de todo es que en «nuestra ausencia» pasan cosas maravillosas en el aquí y el ahora. Si estuvieramos presente en nuestra propia vida pudieramos disfrutar más de las personas alrededor nuestro, pudieramos agradecer y disfrutar de todos aquellos momentos maravillosos que ocurren constantamente sin que nos damos cuenta, pudieramos aprovechar todas estas oportunidades de prosperidad que pasan por nuestra vida sin que las vemos…
Accidentes y un sistema nervioso sobrecargado
Y no hay que olvidarse de los accidentes o errores graves que pueden ocurrir mientras estamos «ausentes», mientras estamos con nuestra atención en otro lado. Nuestro sistema nervioso además no tiene tregua de esta manera, no descansa nunca. Se sobrecarga viajando de una cosa a otra cosa continuamente.
No estamos aquí
– ¿Dónde debo buscar la felicidad?.
– Aquí.
– ¿Y cuándo tendrá lugar?.
– Está teniendo lugar ahora mismo.
– Entonces, ¿por qué no la siento?.
– Porque no miras.
– ¿Y en que debo fijarme?.
– En nada. Simplemente mira.
– Mirar ¿qué?.
– Cualquier cosa en la que se posen tus ojos.
– ¿Y debo mirar de alguna manera especial?.
– No. Bastará con que mires normalmente.
– Pero ¿es que no miro siempre normalmente?.
– No.
– ¿Por qué demonios…?
– Porque para mirar tienes que estar aquí, y casi siempre no lo estás.
Fuente: ¿Quién puede hacer que amanezca?, un cuento adaptado de Anthony de Mello
Fotografías Flickr: “El tren de los pensamientos” acevvvedo
Artículos relacionados:
Más cuentos Mindfulness