Hoy día, vivimos en una sociedad narcisista y competitiva.
Lo que importa es el éxito… a cualquier precio. Muchos de los que triunfan no piensan en ningún momento en los demás o en el bien común y aún así siguen siendo populares.
En su uso coloquial el narcisismo es un enamoramiento de sí mismo o vanidad basado en la imagen propia o ego. La palabra procede del antiguo mito griego sobre el joven Narciso, de especial hermosura, quien se enamoró insaciablemente de su propia imagen reflejada en el agua.
El narcisismo puede convertirse en una patología psíquica donde el paciente sobrestima sus habilidades y tiene una necesidad excesiva de admiración y afirmación.
La práctica del mindfulness nos permite dar un paso hacia atrás y empezar a observar a nosotros mismos, a nuestra vida, a las personas y seres a nuestro alrededor desde cierta distancia. Podrás ver así con más claridad que tu no eres tus pensamientos, no eres (las sensaciones en) tu cuerpo y tampoco eres tus éxitos. Eres algo bien distinto. Formas parte de algo inmensamente grande y estás conectado con los demás seres, aunque sea muy sútilmente y no es fácil distinguirlo.
Cuento corto de Oscar Wilde
Cuando murió Narciso las flores de los campos quedaron desoladas y solicitaron al río gotas de agua para llorarlo.
– ¡Oh! – les respondió el río – aun cuando todas mis gotas de agua se convirtieran en lágrimas, no tendría suficientes para llorar yo mismo a Narciso: yo lo amaba.
– ¡Oh! – prosiguieron las flores de los campos –
– ¿Cómo no ibas a amar a Narciso?
– Era hermoso.
– ¿Era hermoso? – preguntó el río.
– ¿Y quién mejor que tú para saberlo? – dijeron las flores –
– Todos los días se inclinaba sobre tu ribazo, contemplaba en tus aguas su belleza…
– Si yo lo amaba – respondió el río – es porque, cuando se inclinaba sobre mí, veía yo en sus ojos el reflejo de mis aguas.
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